Cuando Lourdes me propuso hacer un vídeo sobre DeepL, mi primera reacción fue decir: ‘Pero si no hay tema’. ¿Qué se podía decir sobre DeepL, salvo que es un invento estupendo y que solo tiene ventajas?
De manera que Lourdes me hizo una lista de las objeciones más habituales que había oído contra DeepL, y yo intenté rebatirlas en este vídeo, porque sigo pensando que tienen bastante poco fundamento. Una que olvidamos mencionar se refiere a los riesgos que el uso de DeepL podría conllevar para la confidencialidad y la protección de datos. Según la política de privacidad de DeepL, hay una diferencia clara entre la versión gratuita y la de pago. Al utilizar la gratuita, DeepL se reserva el derecho de procesar los textos y traducciones ‘durante un tiempo limitado con el fin de entrenar y mejorar nuestras redes neuronales y algoritmos de traducción’, por lo cual ‘no debe utilizarse la versión gratuita del traductor de DeepL para la traducción de textos que contengan cualquier tipo de datos personales’. En cambio, si se utiliza la de pago, ‘Una vez finalizada la ejecución de los servicios acordados por contrato, se eliminarán todos los textos o documentos enviados y sus traducciones […] tus textos no se emplearán para mejorar la calidad de nuestros servicios’. Es decir, uno puede escoger entre pagar con dinero o permitiendo que DeepL aprenda y mejore a partir de los documentos traducidos. Si se cumple esta política, no creo que DeepL suponga un peligro para la confidencialidad. O, más precisamente, no veo por qué debería serlo en mayor medida que cualquier comunicación por vía electrónica en general (solo el papel es seguro).
Por último: Aunque pueda parecerlo, no estoy a sueldo de DeepL. Mi entusiasmo es gratuito.
Francisco Hidalgo es intérprete funcionario del Parlamento Europeo
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