LA PREPARACIÓN:
Para interpretar el discurso de Steve Jobs en la ceremonia de Stanford, recibí un mail con un enlace a la página de la universidad, concretamente a la transcripción del discurso. Por lo tanto, contaba con el texto que iba a leer Steve Jobs, o que previsiblemente iba a leer. A veces, los oradores se apartan de su propio guión, y entonces los intérpretes, aunque hayamos preparado el texto con antelación, no tenemos más remedio que dejar de lado el guión que hemos estudiado y trabajar “sin red”. (Afortunadamente, a Steve Jobs en esta ocasión no le dió por improvisar.)
Conste que había recibido en el mail también un segundo enlace, al vídeo de Jobs pronunciando su discurso. Como la idea de A Word in Your Ear era la de grabar una interpretación de una simultánea en las condiciones más parecidas posibles a la realidad, opté por no abrir este segundo enlace. De modo que escuché a Jobs pronunciar su discurso por primera vez mientras lo estaba interpretando en simultánea, como sucede en el contexto de trabajo real. (Si a Jobs le hubiese dado por improvisar, mala pata para mí, como sucede en la realidad.)
Para ajustarme a las condiciones de trabajo reales, también leí el texto por primera vez el mismo día que iba a interpretarlo, en un rato de descanso mientras trabajaba en una conferencia. Es lo que suele suceder: cuando tenemos la suerte de recibir un guión, solemos estar trabajando ya en la conferencia. Por lo tanto, no nos sobra el tiempo para prepararlo – los textos se suelen entregar, con suerte, menos de media hora antes de pronunciar el discurso, y si no hay suerte, y la fotocopiadora está lejos, después de que lo hayan pronunciado. Además, los recursos que podemos consultar en cabina cuando estamos trabajando son limitados, aunque si hay suerte, cuando disponemos de una conexión a Internet (como en este caso) tenemos acceso a diccionarios online y otras herramientas terminológicas. Otro factor que limita nuestras capacidades para preparar un discurso mientras trabajamos en una conferencia es el hecho de que tampoco podemos volcar toda nuestra atención en el guión: la conferencia continúa, en cualquier momento tenemos que intervenir para interpretar de una lengua dada que no cubren los compañeros y por eso no se puede “desconectar” completamente de lo que sucede en la sala para concentrarnos en preparar ese discurso que otro orador va a pronunciar más tarde.
Estas son dificultades comunes a la preparación de cualquier texto de un discurso que un orador vaya a pronunciar. Una dificultad adicional común de los discursos leídos -a diferencia de aquéllos en los que el orador habla libremente, sin apuntes, es la velocidad a la que habla (lee) el conferenciante! Aunque se haya preparado el texto (¡y menos mal!) el orador puede llegar a “escaparse” (y creo que a mí me sucedió), aunque casi siempre hay manera de volver a atraparlo.
En el caso concreto del discurso de Steve Jobs, lo que posiblemente me haya preocupado más al preparar el texto fue acertar con el registro justo en el que se dirigía a su público: llano, casi familiar, pero emotivo. Y lo más difícil fue encontrar una fórmula adecuada para la conclusión, el “mandamiento” que dirige a los estudiantes. Mi guía para ser fiel al mensaje del original fue la siguiente pregunta: ¿si el propio Jobs hubiese pronunciado su discurso en castellano, qué les hubiera dicho a los alumnos? Para mí, interpretar es elegir las palabras con mucha libertad, pero buscando el máximo de fidelidad a la idea y emociones que el orador ha querido expresar.
En conclusión: siempre, siempre se agradece recibir el texto escrito de una intervención antes de escucharla – pero esa gran ayuda no impide que interpretar un discurso en simultánea sea todo un reto.
Carmen Gómez Von Styp, intérprete funcionaria del SCIC, Comisión Europea.
Judith de dosPalabras says
¡Este discurso es estupendo, Lou! Una gran idea. Recuerdo mis tiempos en la especialización de la UAB, antes de pasar por el MIC. Miguel Ángel Abadia, si no me falla la memoria, nos los hizo interpretar en simultánea… ¡qué gran reto! ¡Cuántos recuerdos acabas de destapar! Un abrazo.